HOPKINSON SMITH

Hopkinson Smith has been called the most moving of present day lutenists...he approaches the lute's universe with a musicality which goes far beyond the seemingly limited voice of his instrument. We invite you to explore on this website the magic of his lute and its music.

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New York Times - Dowland: A Dream

Before it was supplanted by the keyboard and the violin early in the 17th century, the lute was the touring virtuoso's instrument of choice, and the English composer John Dowland was probably its greatest player. Contemporary accounts suggest as much, as does the varied body of lute music he left behind, most of it vastly more colorful and inventive than that of his contemporaries anywhere in Europe. His Fantasies - essentially, written-down improvisations - are richly contrapuntal and full of captivating harmonic twists.

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Maître du luth, Hopkinson Smith sublime les airs de John Dowland

A de rares et très heureuses occasions, un concert peut révéler le rapport fusionnel existant entre le compositeur et son interprète. Le récital qui a ouvert vendredi à Genève le festival Luths et Théorbes en a été une. Il est 20 h 30 lorsque, dans le dépouillement extrême de l'Eglise luthérienne, fait son apparition la figure filiforme et élégante du luthiste d'exception qu'est Hopkinson Smith...

Le Temps, Geneva

Miami Herald: CD Review

[...]Smith is a master, and there is probably no one alive who can surpass the sheer splendor of what this man can do with the most often neglected of string instruments. His lute articulation is exquisite, his rhythmic control is as impressive as it is natural. Smith is also an intense, decidedly personal interpreter capable of bringing out the mystical depths of Marais and la Colombe as well as the fiendishly intricate details of this sometimes dangerously precious music. Here is the complexity of Bach peppered with more than a dose of Latin sweetness. [...] 

by Octavio Roca (The Miami Herald)

Sonidos en la intimidad

"Regocijo y melancolía, oscuridad y luz. Música del mundo de John Dowland". Recital de Hopkinson Smith, laúd. Obras de John Dowland, Anthony Holborn y John Johnson. La Musiquería. 
Nuestra opinión: excelente

Hopkinson Smith, de traje y corbata y portando su instrumento y las partituras, ingresó en el pequeñísimo escenario del salón. Ante los aplausos, saludó al público, se sentó en la silla que lo aguardaba, depositó todas los papeles sobre una banqueta horizontal que hizo las veces de atril y arrancó, para afinar el laúd y para desentumecer los dedos, con un breve pasaje improvisado que concluyó con un acorde que ofició de puente a la pieza por venir, ceremonia que reiteraría antes de cada uno de los ciclos en los cuales dividió el programa. Y con la primera de las gallardas de Holborne llegaron los colores menudos y variados del laúd. Lo que no llegó en ese momento, ni tampoco mientras siguieron las cinco danzas de esta suite de Holborne, seguramente "made in Smith", fue la mejor música. Para eso hubo que esperar un poco más, hasta que el laudista empezó con las piezas de Dowland.

Concluido el momento de Holborne, Smith se alzó para responder a los aplausos con un nuevo saludo y, como al pasar, dejó su saco sobre el respaldo de la silla. Y, como quien está en una reunión de amigos, en un muy buen castellano, comenzó a hablar de Dowland, de su música, de la época y de las particularidades de cada una de las piezas por tocar, incluyendo detalle biográficos y caracterológicos de las personas recordadas, eventualmente, en los títulos de las piezas escritas en su homenaje. Y si su talento musical es notable, pues también hay que reconocer que afloraron con suma naturalidad sus facultades didácticas y el buen humor.

Sorpresas continuas
A lo largo de las casi dos horas que duró el recital, dividido en dos partes, Smith no dejó de sorprender por su capacidad comunicativa, a través de un sonido preciso, mínimo y sutil. Su musicalidad no encuentra ningún escollo técnico para expresarse y las bellezas de las piezas compuestas para los salones ingleses, alemanes o daneses del 1600 -Dowland no fue, precisamente, un músico que se quedara estacionado en algún lugar por demasiado tiempo- fueron presentadas prodigiosamente con todas las estridencias de la intimidad. Una a una, uno tras otro, las melodías, los acordes de apoyo y los contrapuntos fueron expuestos con absoluta claridad.

Pero no son sus virtudes técnicas y su capacidad expresiva las únicas bases sobre las cuales se apoya su arte. Smith maneja con maestría los códigos interpretativos de época y las peculiaridades de los distintos repertorios como para que ninguna idea pase sin su mejor recreación. Las ornamentaciones y recreaciones que eran de norma cuando una sección o un pasaje era reiterado, en sus manos, y sin que en la partitura original así figuren, pasan a ser algo totalmente renovado, casi como si de un nuevo segmento se tratara. Realmente admirable. Y también hay que subrayar la capacidad para acentuar las entradas de las voces en las piezas con texturas imitativas, las distinciones clarísimas entre lo principal y lo subsidiario y la comprensión acabada de la esencia de cada pieza. Puestos a elegir, y con todas las cargas que de subjetivo o arbitrario esta enunciación puede tener, parece apropiado destacar en especial la "Lachrimae Pavan", en una interpretación sublime, y la "Fantasía" con la que cerró el recital, una pieza polifónica e imitativa tocada a puro virtuosismo.

La lectura del frente del programa de mano ofrecía varias alternativas para la imaginación previa. Un tanto pretencioso, y no por eso menos lícito, pertinente y hasta un tanto romántico, el título inicial del recital anunciaba luces, oscuridades, regocijos y melancolías. Lo más probable es que, sin embargo, a medida que el recital fue progresando, todos aquellos que llegaron hasta completar el total de los asientos de La Musiquería se hayan ido centrando más en el segundo título, el que hacía referencia al fantástico mundo de la música de Dowland. Pero, más factible aún, es que la sensación final haya sido la de admiración y agradecimiento hacia Hopkinson Smith, cuyo nombre aparecía por sobre los dos títulos y que presentó, con calidad superior, apenas una muestra ínfima, pero muy sustanciosa de la bellísima música inglesa del período isabelino.

by Pablo Kohan (La Nacion (Buenos Aires))

A Conversation with Bruce Duffie

Musical styles and tastes come and go. Individual composers and entire genres swing in and out of fashion, but the performance of Early Music — think pre-Bach — lay quite dormant for three centuries or more. Yes, there were a few — very few — practitioners of these styles who kept the ideas alive during the Baroque through the Impressionist periods, but only since the mid-1970s or so have we had a renaissance of Renaissance music! The end of the twentieth century saw (and heard!) a revival and the genuine interest in trying to replicate the authentic sounds and gestures that brought light to the world as it emerged from the dark ages.

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Pierre Attaignant Préludes, chansons & danses pour luth

Bien sûr aucune des pièces de ce superbe enregistrement n'est de Pierre Attaignant (c. 1494-1551/2). Ce courageux entrepreneur établi dès 1525 à Paris dans le quartier des écoles, qui finit, à force d'énergie et de talent, par devenir « libraire et imprimeur du Roy en musique » en 1538, a cependant mérité de figurer comme l'auteur des pages choisies par le luthiste américain Hopkinson Smith parmi la centaine de pièces du genre qu'il édita, et ce dès 1507.

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Das Wunder leiser Klänge

Das Konzert der Salzburger Bachgesellschaft im Rittersaal der Residenz mit dem Virtuosen der Barocklaute, Hopkinson Smith, gehörte zu den musikalischen Eindrücken, mit denen man sich noch lange beschäftigt. Der weltweit hoch geschätzte Lautenist spielte Sonaten und Partiten von Johann Sebastian Bach, ein Programm, dass noch wenig erforschte geistige und klangliche Dimensionen eröffnete.

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Von der Poesie der Polyphonie

Für Johann Sebastian Bachs Kompositionen für Violine solo haben sich schon früh auch andere Instrumentalisten interessiert, und so hat Bach selbst eine Lautenversion einer Partita angefertigt, und seit mehr als 25 Jahren beschäftigt sich der amerikanische Lautenspieler Hopkinson Smith ebenfalls mit Bearbeitungen der Sonaten und Partiten Bachs für Laute. Er verleiht dabei diesen Werken einen ganz neuen Klangcharakter. Die Tongebung wirkt poetischer und auch zerbrechlicher, und die musikalischen Strukturen erhalten eine verblüffende Eloquenz.

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BACH: Sonatas & Partitas, BWV 1001-6

Arguably, nothing by Bach is fairer game for transcription than the six 'Solos for violin without accompanying bass'. He himself transcribed one for lute, and is reported to have played them on the keyboard, filling in the implied harmony of the violin line. From one he created an organ concerto; his eldest son made keyboard works of two more.

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Hopkinson Smith réinvente les Sonates et Partitas de Bach

On attendait avec impatience cette intégrale des Sonates et Partitas par Hopkinson Smith. Transcription complète de l'œuvre pour violon seul, elle marque L'aboutissement d'une profonde familiarité avec l'oeuvre de Bach dont Hopkinson Smith gravait il y a vingt ans l'intégrale des pièces pour le luth. Elle marque aussi l'apogée d'un art sans équivalent.

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