Un Virguero
Dícese tal aquel que tiene gran habilidad para hacer cosa delicada y exquisita. Pues bien, a la luz de ello, pueda así calificarse, sin género dubitativo alguno, al músico neoyorquino Hopkinson Smith después de lo visto y escuchado en el concierto que ayer, durante una hora, nos deleitó como teñedor de laúd y guitarra barroca, interpretando a músicos del siglo XVII. ¡Jo, qué tío!
Parabienes, igualmente, ha de darse al público asiduo a este ciclo de Música Antigua, ya que, sobre el papel, bien pudiera reputarse duro el escuchar a un solo itérprete durante sesenta minutos tañer en pulso, y el respetable lo hizo en un especial silencio y solvente concentración. ¡Bravo!
La técnica de Smith está depurada al máximo, sus dedos de la mano derecha tañen las cuerdas con limpieza milimétrica, sin arrastres de sonidos conexos, y su siniestra maneja los mástiles de trastes con la precisión y la presión adecuada para crear un todo armónico lleno de sutilezas y modulaciones de bello colorido en los arpegios.
Con el laúd, si la Chanconne de Gaultier resultó intimista, el trasportado Tempo di Boreo de la Partita n° 1 en La menor de Bach fue un dechado de virtuosismo, impactando su trabajo en el Allegro en Sol mayor de Weiss. Pero es que con la guitarra barroca sembró el templo de esencias con las Pavanas al Ayre Español de Gaspar Sanz. Un lujo para el oído y el olfato olió magia.
by Dario Vasco